jueves, 5 de junio de 2008

Hace 3 años a mi papa lo consumía día a día un cáncer en el hígado. Para animar su cuerpo desgastado le dábamos unas vitaminas que uno de los tantos médicos le había recetado. Las vitaminas venían en unos simpáticos frasquitos con la tapa de color rojo. Apenas los vi se me ocurrió escribirlo. Usar el fuerte rojo de su tapa como puntos que formaran letras, letras que formaran frases, frases que formaran acontecimientos, acontecimientos que formaran ternura, ternura que formara recuerdos, recuerdos que formaran amor. Muchas eran las formas que esos frasquitos lograban en mi cabeza. Termine optando por un simple y directo CECI TE AMO. También porque la cantidad de frasquitos con que contaba no era mucha. Pero no importaba que la frase no sea tan original, esa iba a ser mi gran obra de arte, mi instalación.

Así fue que para un aniversario, el ultimo creo. Pegue cinta bifaz sobre la pared y luego pegue uno a uno los frasquitos con la gotita. Para que nada, nada lo despegue. Mas de una vez se me pegaron los dedos o me quedaron secos. Pero al final lo logré. Mi pretenciosa obra fue llevaba a cabo y con éxito, con mucho debo aclarar, debido al poco tiempo con el que contaba para que la idea mantenga su efecto provocador de sorpresa.

Así fue que la sorprendí a Cecilia y lo primero que dijo fue ¡La Pared! ¡Arruinaste la pared! Y yo lleno del heroísmo épico del romántico conteste: Que importa la pared lo importante es que te amo. Y si todas las formas previstas se dieron lugar.

Luego con el tiempo poco a poco los frasquitos fueron cayendo. Una vez en el piso se convertían en juguete de Nina, que los distribuía por toda la casa, o inclusive los usaba para tapar su caca.

Hasta que un día cayeron todos y quedo de testigo la cinta bifaz, con manchas de la gotita reseca y mugre pegoteada en sus poros. Aún hoy se lee el CECI TE AMO, pero con esta forma desgastada y deslucida. Pero la he mantenido quizás hasta hoy debo decir hasta con cierto orgullo.

La cosa que Cecilia un tiempo después me dejo y se fue. Y la leyenda se hizo ruina. Una ruina que me arruina toda la casa. Que la deja caer, la estalla. Se hizo ruina de un tiempo que no va a volver, que nunca va a llegar, que no es, que no fue. Se hizo una gran trampa para todos mis sentidos que terminan pegoteandose en la cinta bifaz. Ni las lagrimas logran despegar la mugre y la gotita de sus poros. Y ese heroísmo erosionado por el tiempo que supo desplegar una ternura vanidosa, amenazante, potenciada.

Creo que le dio miedo esa ternura a Cecilia. No se sintió cómoda con ella. Creo que no era lo que ella buscaba. Ella quería fortaleza, seguridad, raciocinio que con ternura nunca se llegan a esas cosas. O quizás si? Ni idea. NO debe ser tan fácil manejar ataques de ternura como ese.

Todo el mundo me dice que lo borre. Que compre una lija y alisé la pared. Pienso en hacerlo un día de estos. Y en donde quedan las marcas poner un estante lleno de instrumentos, micrófonos y juguetes de los que vienen en Mc donnals en la cajita feliz. Igual se que aunque le ponga cosas vistosas y que hagan ruido no dejara de ser ruina, de hablar, de arder, de estallar. Pero al menos le va a parar un poco el carro a la melancolía por ese atentado de ternura, de esa obra, de ese fracaso personal, de ese sueño roto, de esta superproducción de la pasión.

Hoy en clases de Grupos recordaron a Ulloa. Que murió hace unos días. Pocas semanas atrás había estado en la ultima clase que dio. No sabia ni quien era. Pero se mostró tan gracioso, tierno y con tanta lucidez que era imposible que no te enamoraras de él. Hablo de la Crueldad, de la ternura, del obstáculo que es uno mismo, de cómo estamos impedidos de amarnos. Luego me enteré de su trayectoria. Parece que era un grande de la psicología del país, de la camada de Pichon Riviere y además el psicólogo de Le luthiers. Bueno en esta clase homenaje a Ulloa nombraron una frase de él “frente a la producción de soledades, La TERNURA”. Esta frase me atravesó como la espada mas filosa. Ahí se me vinieron todos los frasquitos encima, mi papa muriéndose, Cecilia gritando ¡La Pared! Y hablándome de las cosas que había que resolver por uno mismo. Y se me esclareció algo que estuvo siempre en mi. Y fue la idea de combatir la con ternura a la muerte, a la soledad. Pero en esta batalla perdí. Perdí mucho. Perdí a Cecilia, perdí a papa, y gano la soledad.
Quizás como fundamentalista del amor que soy, debo planificar mejor mis atentados. Anexar otras armas como la crueldad y demás. Pero bueno descubrí que cuento con el arma de la ternura que no es poca cosa. Y la saque de ahí de donde saque los frasquitos, de mi Papa.

Por ahora pienso seguir combatiendo. Se dice que perder batallas, no es perder la guerra. Después veremos.

Gracias Papa por enseñarme la ternura y gracias Ulloa por traerla de vuelta.

La ternura detona la tristeza y la hace fluir.

Comente todo esto del atentado de ternura en terapia y se me vino a la cabeza el 11 de septiembre. Y pensé en los edificios de la tristeza derribados por los aviones de la ternura.

Wow que metáfora!!.